Proverbios 10:21
Los labios del justo apacientan a muchos, mas los necios mueren por falta de entendimiento.
Temprano en la mañana, mientras le servia desayuno a mi hijo antes de que se fuera a la universidad, como siempre, le pregunté como se sentía y si había algo nuevo que quería compartir conmigo. A menudo trato de hacer esto, puesto que cuando me cuenta, también me brinda la oportunidad de aconsejarle, animarle y guiarle.
Me contó de una conversación no muy agradable que había tenido con alguien; fue uno de esos encuentros, que como madre, tu piensas: “si yo hubiese estado allí”, pero la realidad es que nuestros hijos se enfrentarán a muchísimas situaciones en las que nosotras no estaremos, pero los consejos que le hemos dado caminan con ellos; las palabras de animo que hemos susurrado a su oído les protegen de las que podrían afectar su auto estima.
La realidad es que cuando nos indignamos por lo que otros dicen a nuestros hijos, se nos dificulta mantener un balance entre la “mujer justa” que queremos ser y la “mama osa” que se quiere levantar.
Es tan importante que nos mantengamos en comunión con Dios y que permitamos que Su Palabra nos ayude a crecer y nos rescate cuando el corazón nos puede traicionar, y sin intención de dañar, podemos mal aconsejar a nuestros hijos.
Precisamente ese día, en el devocional que tengo el honor de compartir en YouTube, iba a enseñar acerca de Proverbios 12:21. Ese poderoso versículo me rescató justo a tiempo, y pude aplicarlo en ese momento.
Le hablé a mi hijo de las diferentes razones por las que aquellas palabras que le fueron dichas, no le pertenecían a él, y también, como aquella persona que se las había dicho, realmente lo quiere mucho, pero no se manejó bien en aquel momento, y el debe de perdonarle.
Cuando aplicamos la palabra a nuestra propia vida, entonces el Señor nos da luz verde para poder enseñarla. Fue después de aquel momento que recibí el titulo con el que pude titular la enseñanza. “Pasto Espiritual y Herbicida”.
Una de las definiciones de la palabra apacentar que aparece en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española es: Dar pasto espiritual, instruir, enseñar.
La Palabra nos está exhortando a que hablemos lo que ayuda a otros a crecer, lo que alimente espiritualmente y no que destruya.
Asimismo, un herbicida es algo que sirve para impedir el desarrollo de hierbas perjudiciales que crecen en un terreno.
Hay palabras con las que alimentamos a nuestros hijos, y hay palabras con las que estamos aplicando un herbicida, para que lo que otros le han dicho, no les dañe su moral.
Esa mañana, pude ver como un peso fue removido de mi hijo, y luego de que le hablé, lo bendije y le recordé lo mucho que le amo y quien el es en y para Dios.
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